Cada 6 de diciembre, España celebra el Día de la Constitución, una fecha clave en la historia reciente del país que conmemora la aprobación por referéndum, en 1978, del texto constitucional que sentó las bases de la democracia moderna en España.
Este día no solo es una fiesta nacional, sino también una oportunidad para reflexionar sobre los valores que sustentan nuestro sistema político: libertad, igualdad, justicia y pluralismo. La Constitución Española es el marco jurídico que garantiza los derechos y libertades fundamentales de todos los ciudadanos, establece la división de poderes y reconoce la diversidad territorial del Estado.
El 6 de diciembre de 1978, más del 88% de los votantes respaldaron en referéndum la nueva Constitución, con una participación cercana al 67% del censo electoral. Este amplio consenso ciudadano marcó un hito histórico: el fin de la Transición y el nacimiento de una España democrática, plural y europea.
La Constitución fue el resultado de un intenso trabajo de consenso entre fuerzas políticas de distinto signo —socialistas, comunistas, demócrata-cristianos, conservadores y nacionalistas— que, pese a sus diferencias, lograron construir un texto fundacional para todos los españoles.
Aunque han pasado más de 45 años desde su aprobación, la Constitución sigue siendo un texto vivo. Ha permitido la consolidación de la democracia, ha resistido crisis políticas y económicas, y ha sido reformada en dos ocasiones (1992 y 2011) para adaptarse a nuevos desafíos, como la integración europea o la estabilidad presupuestaria.
El Día de la Constitución Española no es solo una conmemoración del pasado, sino una invitación al presente y al futuro. Es un recordatorio de que la democracia no es un logro estático, sino un bien colectivo que requiere participación, diálogo y compromiso ciudadano para mantenerse y mejorar.



